jueves, 8 de abril de 2010

Capítulo 5 - Castigo sorpresa

Wow. Las chicas no tenían otra palabra para lo sucedido; wow.

A la mañana siguiente, Alethia y Lyra se reencontraron, intentando aparentar el mismo odio que sentían mutuamente hasta la noche anterior. Pero era difícil, teniendo en cuenta que se habían salvado la vida la una a la otra.
-Míralos, ahí, tan superiores que se creen -comentó Chelsea, mirando hacia la pandilla de Alethia.
-Bueno...no sé, Chel. A lo mejor no son tan idiotas como parecen...
-¡Ja! ¡Ya, claro! Ahora me dirás que Kyle Cabeza-Melón va a aprobar Matemáticas...
Pero, antes de que se diesen cuenta, La Caballo entró en clase y gritó furiosa:
-¡Chelsea y Alethia, a vuestros sitios! ¡Venga, pequeños tarados, no tengo todo el día!
A simple vista se podía ver que La Caballo venía cabreada, y mucho, por lo que Alethia fue sensata y se sentó junto a Lyra en seguida.
-¡Bueno, panda de cerebros de mosquitos, estoy muuuuy enfadada!
-Rumiante... -susurró Lyra.
Alethia no pudo evitar soltar una carcajada.
-¿De qué se ríe, Alethia? -preguntó La Caballo- ¡A ver si te parece gracioso quedarte cinco horas después de clase!
-No, Ca... -empezó Alethia- Es decir, profesora Humphrey.
-Pues mantén esa cosa que llamas boca bien cerrada.
-Muchas gracias -murmuró Alethia a Lyra.
-De nada -respondió Lyra, pese a haber captado la ironía.
Lyra hizo un mohín y miró a la pizarra.
-Oye, ¿Qué crees que pasó ayer? -inquirió Alethia.
-Ni idea, creía que había sido un mero sueño -contestó Lyra con tranquilidad.
-Pero, ¿No crees...?
La Caballo, dando un susto mortífero a las chicas, gritó:
-¡Vosotras dos, maleantes! ¡Esta tarde os quedáis dos horas y media en el aula de castigo! ¡Y no quiero ninguna excusa!
-Muchas gracias -murmuró Lyra.
-De nada -respondió Alethia, devolviéndosela.
Lyra hizo un mohín por segunda vez y volvió a mirar a la pizarra.

domingo, 4 de abril de 2010

Capítulo 4 - "Regalo" de cumpleaños

-¡MAMÁAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! -tronó Alethia desde su cuarto.
-¿Se puede saber qué te pasa, Ale? -preguntó su madre subiendo las escaleras.
-¡Tengo que tenerlo todo preparado para la fiesta!
-Tranquila cielo, todo estará listo.
-¡PERO DATE PRISAAA!
-¡Alethia Dewey, cálmate o cancelo todo!
La chica soltó un suspiro y se calmó un poco.
-¡Pero es que son más de treinta invitados, mami! -protestó-. Tiene que haber bebida, agua, divertimento y sobretodo espacio para todos...
-Tranquila, Ale, no te salgas de tus cabales, que para mañana estará todo precioso.



-¿Te gustan las películas que he alquilado? -inquirió la madre de Lyra, dirigiéndose a su hija mayor.
-Chucky y Soy Leyenda...¡Me gustan! ¡Gracias, mamá!
-De nada, hija. ¿Y cuántos sois?
-Bueno...siete, al final. Chelsea, Madison, Jamie, Oliver, Carly, Jake y yo.
-¿Y eso? Recuerdo que antes invitabas a muchos niños.
-Es que todos van a la fiesta de la estúpida de Alethia Dewey, que cumple los años el mismo día que yo...
-Bueno, no importa. Tus amigos de verdad no te fallarán, ¿Verdad?
Lyra forzó una sonrisa. No le fallarían porque no les habían invitado a la fiesta de Alethia...



Alethia estaba sofocada. Treinta y dos chicos y chicas exactos se encontraban en la casa y, agobiada, se excusó con que iba a comprar más Coca-Cola.
Por otra parte, Lyra estaba aburrida. Llevaban dos horas y media jugando al Monopoly, y maquinó la excusa de ir al supermercado a buscar patatas fritas.
El supermercado estaba vacío. Un cajero distraído estaba sentado en su silla. Cada una de las chicas entró por un extremo. Pero sin embargo, se encontraron en un mismo pasillo.
-Hola, Dewey -saludó Lyra fríamente.
-Qué alegría, Lyra -respondió Alethia con la misma frialdad.
Después, ambas buscaron, cada una en su estantería, las cosas que necesitaban. Segundos más tardes, Lyra oyó un ruido en las estanterías del fondo.
-¿Has oído algo? -preguntó a Alethia.
Esta, sorprendida por el hecho de que le hubiese dirigido la palabra, negó con la cabeza, y ambas se giraron de nuevo. Pero Alethia escuchó entonces un ruido y exclamó:
-¡Sí, lo oigo!
Quizás lo dijo demasiado alto, porque un hombre gordo, de dos metros de alto, con dos enormes cabezas saltó sobre la estantería y apareció frente a las chicas.
-¡AAAAH! -gritaron a coro.
El asqueroso bicho se les acercó y...¡Escupió fuego!
-¿Qué hacemos? -preguntó Alethia, alarmada.
-¡Ni idea! -respondió Lyra- ¡APÁRTATE!
Los reflejos de la joven evitaron que una llama chamuscase a Alethia por completo. Justo a tiempo, la chica se apartó.
-Gra-gra... -tartamudeó.
De repente, como saliéndole del alma, las chicas se cogieron de las manos, formando un círculo y exclamaron:
-¡DISSAPARATUM!
La escena que contemplaron a continuación fue horrenda. El hombre de dos cabezas se fue deshaciendo, literalmente, de pies a cabeza, hasta que quedó solamente un charco color verde vómito. Acto seguido, las chicas, ruborizadas, se separaron y se quedaron unos momentos asustadas, contemplando el charco.
-¿Qué...? -consiguió murmurar Alethia minutos más tarde- ¿Qué ha pasado?
-Ni idea -respondió Lyra mordiéndose las uñas-. Pero cállate.
-Lo mismo digo.
Y, después de aquello, cada una se fue por su lado, olvidando por completo el motivo por el que habían visitado aquel lugar.

Capítulo 3 - Compis de pupitre

Alethia se pasó una tarde entera estudiando, de la que solo consiguió memorizar cómo resolver algunas ecuaciones y algo de teoría.

A la mañana siguiente, tras hacer el examen, abrió de un portazo la puerta de la clase y gritó:
-¡HE APROBADO EL EXAMEEEEN!
Todos sus amigos se acercaron para felicitarla, mientras Lyra murmuraba para sí:
-¿Y a mí qué me importa, pija estúpida?
Llegó la profesora y todos se sentaron.
-Bien, mirad, estas son las parejas: Kyle con Noelle, Kiara con Zeke, Tyson con Barbara, Evelyn con Brad... -pasó un buen rato hablando- y...Lyra se queda donde está, acompañada por Alethia desde hoy hasta fin de curso.
-¡NOOOOOOOO! -exclamaron las chicas a coro.
Pero nada pudieron hacer. La profesora llevó a Alethia hasta la mesa junto a la de Lyra, que bufaba asqueada.
-Hazme un favor y no me hables -dijo Lyra apartando la mirada.
-Oye chavala, si vamos a estar juntas durante los tres meses que quedan de curso, al menos llevémonos bien.
Lyra no dijo nada y condujo su mirada hacia la pizarra, donde la profesora comenzaba a garabatear un puñado de ecuaciones de esas de las que todos los alumnos odiamos.

Capítulo 2 - Lyra

-¡LEVÁNTATE, LYRAAAA! -gritó Sandy- ¡QUE TE LEVANTEEES! ¡QUE VAMOS A LLEGAR TARDEEEEEE!
-Jolines, Sandy, espérate.
La tranquila chica de casi catorce años se levantó y se vistió. Luego, bajó a tomar unas tostadas con canela y una leche con cacao con su hermanita pequeña. Mientras, su padre ya se había ido a trabajar y su madre estaba a punto de irse.
-Lyra, ¿Podrías llevar a Sandy al colegio? Es que tengo que irme ya...
-Claro, mamá.
-Gracias, cielo.
Las dos hermanas salieron de la casa. Lyra dejó a Sandy en la fila de su clase, 3ºB, y se fue hacia el instituto. En la puerta, se encontró a su mejor amiga, Chelsea, y juntas entraron en clase, donde el grupo de los "pijos", hablaba de sus estupideces.
-De verdad, vaya asco de gente -comentó Lyra con aburrimiento-. Sobretodo esa Alethia Dewey.
Kyle Bradshaw, uno de la pandillita, que estaba enamorado de Alethia desde quinto de primaria, se giró y fue hacia Lyra y Chelsea.
-¿Qué has dicho de Ale, pardilla? -preguntó poniéndose gallito.
-A ti no te importa, engreído -espetó Lyra.
-No te metas con ella, que es la mejor. No como tú, fracasada.
Lyra apretó los dientes pero conservó la calma. En nueve años con aquella pandillita de creídos, había aprendido a ignorarlos.
-Lo que tú digas, gordinflón.
-¡Oye, cállate, palillo!
-Mejor ser palillo que ser un obeso que va comiendo restos de hamburguesas del cubo de la basura.
Kyle miró a las chicas con cara de asco y se fue con sus amiguitos. Luego, al llegar La Caballo, la profesora más horrenda de todo segundo de ESO, entró para ponerles los exámenes.


Al fin de la clase, la profesora dijo las notas:
-Y estos son los últimos: Jeremy, 8, Vanessa, 6, Kyle, 2, Noelle, 7, Lyra, 10, Chelsea, 9 y Alethia...Ah, Alethia tiene que hacer el examen mañana. Aprovecho para decir que mañana cambiaremos los pupitres en esta clase, así que venid preparados. Ya os podéis marchar.
-Creo que seguiremos juntas -opinó Chelsea a la salida.
-Yo solo espero que no me pongan con algún odioso como Kyle -respondió Lyra, exhalando un suspiro.

Capítulo 1 - Alethia

-Déjame en paz, Jacob -murmuró Alethia tirándole a su hermano un cojín.
-Venga ya, Ale, que vamos a llegar tarde al instituto.
-Que te den, Míster me-creo-súper-guay-porque-estoy-en-primero-de-bachillerato.
-Anda, cállate, mocosa.
Alethia le sacó la lengua a su hermano mayor, y éste, bufando, salió del cuarto. Entonces, la chica cogió un trapo, lo mojó con agua ardiendo y se lo refregó por toda la cara. Luego cogió el teléfono y llamó a su mejor amiga Evelyn Barlow.
-¿Sí? -preguntó la joven- Aquí Evelyn Barlow.
-Eve, soy Alethia.
-¡Ale! ¿Qué tal, chica? ¿Has tenido buen fin de semana?
-Bueno, bien pero...te llamo para decirte que no voy hoy al colegio porque no he estudiado nada para el examen.
-Jo, pues vaya, tampoco podrás ir a la fiesta de Darío, ¿No?
-Bueno, eso es lo que me imagino.
-Jo, tía, qué pena, con lo que te mola el tío ese...
-¡¡NO ME MOLA DARÍO!!
-Vale, lo que tú digas, pero no tiene pareja para el baile y...
-¡AHH! ¡Que te den! Oye, viene mi madre. ¡Nos vemos mañana!
Alethia colgó y Jacob entró en el cuarto.
-Conque enferma, ¿Eh? ¿Qué examen tienes esta semana, mentirosilla?
-Ninguno -mintió.
-Y un cuerno, pitufa.
-Jacob, deja a tu hermana, que le voy a poner el termómetro.
-Yo creía que, a punto de cumplir los catorce años, iba a tener una mínima conciencia moral.
-Anda, déjala y vete tú para el instituto.
Jacob se fue, dejando a madre e hija solas.
-Bueno, ponte el termómetro y avísame cuando pite.
La madre se fue y Alethia calentó el termómetro bajo la lámpara hasta que alcanzó los treinta y ocho grados y medio, y luego se lo volvió a meter bajo el brazo cuando llegó su madre.
-¡Oh, vaya! Bueno...tendrás que quedarte en casa.
-Sí...¡achís! -convino la joven fingiendo un estornudo- Tendré que quedarme en casa.